
Una terapia saludable para un oscuro hábito
Hace poco me contaron una historia fascinante y conmovedora. Se trata de un joven que cuando era niño había perdido su brazo izquierdo. Pero un día, al llegar a la adolescencia, decidió que quería practicar judo.
Sus familiares trataron de persuadirlo, diciéndole que no podía practicar artes marciales siendo manco. Pero al muchacho no le importó la imposibilidad. En lugar de enfocarse en lo que no podía hacer, puso todos sus sentidos y su energía en aquello que sí podía hacer: practicar judo con solo el brazo derecho.
Al poco tiempo había logrado sorprender a su mismo entrenador, al pedirle participar en un torneo regional. Para sorpresa de todo el mundo, este muchacho logró ganar el campeonato y ser el mejor en su categoría.
Fuente: Con Poder / Articulo Completo
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